Comparativa de problemas de oposición en Castilla y León
Evolución del supuesto práctico
A través de Facebook, he tenido acceso a un recurso didáctico bastante interesante, que viene en forma de Trabajo de Fin de Máster (TFM) y ha sido elaborado por Rubén Rodríguez Ballesteros para la Universidad de Valladolid.
“Comparativa histórica del examen de problemas en la prueba selectiva al cuerpo de profesores de secundaria en Castilla y León” es el título del TFM al que podemos tener acceso a través de este enlace. En la introducción, su autor nos plantea un par de ambiciosos objetivos:
Nuestro primer propósito será responder a la necesidad por parte de los futuros opositores de prepararse para la prueba oposición de la mejor forma posible. El mayor obstáculo que encuentran estos en su camino es la parte de problemas de la primera prueba.
El segundo objetivo es establecer una comparativa de los problemas a lo largo del tiempo para poder responder al tópico de que los exámenes son cada día más fáciles.
En mi opinión, uno de los puntos fuertes de este documento reside en la asociación, que lleva a cabo el autor, entre los bloques de contenidos a los que pertenecen los problemas de las últimas convocatorias de oposición (números y sucesiones, álgebra, cálculo infinitesimal, geometría y probabilidad) y los temas del temario oficial que les darían soporte teórico.
Con esta guía podemos sortear, de cierto modo, ese bloqueo que aparece cuando por primera vez tenemos acceso al listado de 71 temas y careceremos de orientación a la hora de escoger cuáles serán los primeros que elaboraremos. Una buena estrategia sería empezar por aquellos que nos aporten herramientas y resultados interesantes de cara a resolver los problemas, ¿verdad?
Además, el texto aporta una serie de referencias a la legislación de cada una de las convocatorias de oposición que han tenido lugar, desde el año 2000, en Castilla y León. Esta información nos será útil para hacernos una idea de cómo funciona el proceso en sí y su evolución a lo largo de estas casi dos décadas, hecho que quizá nos permita entrever la senda que seguirán futuras convocatorias.
Sin embargo, el principal atractivo de este TFM son los capítulos 3 y 5, que recogen los enunciados de los problemas de oposición de las convocatorias analizadas y adjuntan su resolución completa. Si bien es cierto que ya el autor nos advierte que la mayoría de las soluciones proceden de los volúmenes publicados por la editorial Deimos (me refiero a los que figuran en esta página), aporta, en algunos casos, alternativas que nos resultarán de interés.
Tras finalizar la resolución de los problemas correspondientes a cinco convocatorias, en el apartado de conclusiones el autor ofrece su opinión al respecto de la evolución de la dificultad de los enunciados propuestos:
La tendencia que se percibe es una preferencia por problemas en los que hace falta dominar la comprensión significativa del temario. Hace falta comprender los temas como teoría que estudia cómo se relacionan unos conceptos, en vez de comprenderlos como conjunto de resultados y procedimientos que han de ser aplicados de forma más o menos enrevesada.
La conclusión que presentamos es que, efectivamente, el nivel de contenidos de los problemas ha bajado, el examen es menos duro. No obstante, esta visión no describe la realidad de la situación por completo. Los problemas de la última convocatoria cubren estas otras cualidades ya mencionadas: capacidad de interpretación, creatividad y comprensión significativa o global de los temas. Mientras que el opositor de hace 20 años lo que tenía que hacer era memorizar los temas y hacer problemas extensivamente, el opositor del día de hoy tiene que centrarse más en comprender y reflexionar sobre los temas, al menos aquellos que tienen una relación más directa con la resolución de los problemas.
El tema es, cuanto menos, controvertido y discrepo, en parte, con la conclusión alcanzada por el autor. No considero más complicada una prueba que requiera un importante trabajo de memorización, que una que precise grandes dosis de ingenio y creatividad. La primera de ellas es únicamente cuestión de tiempo y esfuerzo, mientras que el segundo tipo es complicado de preparar y, sobre todo, quizá poco adecuado para una prueba caracterizada por ofrecer un estrecho margen temporal de maniobra.
Además, alcanzar una comprensión significativa de 71 temas, en el que seamos conscientes de las relaciones existentes entre los diversos conceptos que en ellos figuran, es una tarea titánica, posiblemente una empresa para toda una vida de estudio y reflexión. Más si cabe cuando buena parte de los opositores afronta la preparación de cara a las oposiciones de una forma que dista sobremanera del estudio exhaustivo del temario.
No obstante, dicho esto, tampoco quiero dejar entrever que me posiciono en contra de las conclusiones alcanzadas. Únicamente opino que los argumentos en los que estas se cimentan no me parecen suficientes para emitir un juicio sobre la evolución de la dificultad de las pruebas. Dado el cambio de filosofía transmitido en las que estas se sustentan, considero que es sumamente complicado llevar a cabo comparación alguna al respecto.